Hungtington desarrolló sus estatuas sobre el Cid Campeador, personaje burgalés del medievo, trás su matrimonio con el reputado mecenas e hispanista Archer Milton Huntington, norteamericano también y propietario de una ingente fortuna. Conel deseo de crear un día un gran museo, Huntington, amante declarado de la cultura española, había pasado muchos años de su juventud completando estudios en España, conociendo sus costumbres y su idioma, llegando a financiar una hermosa edición del Cantar de Mio Cid. Entre finales del siglo XIX y principios del XX, este filántropo yanqui, instalado en Sevilla, coleccionó completísimas obras de arte y libros.
Elementos que le ayudaron a fundar en 1904, la Hispanic Society of America, institución con sede en el barrio de Broadway, en la ciudad de Nueva York, que hoy es museo y biblioteca para la investigación y el estudio de las artes y cultura de España, Latinoamérica y Portugal y que acoge más de 800 pinturas, 600 acuarelas, 1.000 esculturas, y 6.000 objetos decorativos así como 15.000 libros, entre los que hay más de 250 incunables y primeras ediciones de obras inmortales como La Celestina, impreso en Burgos en 1499.
En 1923, el señor Huntington se casó con la escultora. El matrimonio norteamericano estrechó aún más sus lazos con España, pasado mucho tiempo de sus vidas en Sevilla. Así como la artista se empapó de la literatura española y especialmente la medieval hasta ser conquistada por el Cid.
Convertidos en verdaderos benefactores, fueron declarados hijos adoptivos de la ciudad andaluza. En esos años, la artista realizó varias esculturas ecuestres del Cid en mármol y bronce, todas idénticas.
Anna regaló la primera a la ciudad de Sevilla en 1927, con motivo de la Exposición Iberoamericana, que hoy se encuentra en el Prado de San Sebastián, cerca de la fuente de las Cuatro Estaciones, y que se conoce como ‘El caballo’. Otra de ellas, como no podía ser de otra manera, ocupa un lugar privilegiado en la Hispanic Society of America de la capital neoyorkina. En este mismo país hay otras dos, ambas en California: una en el Museo de la Legión de Honor de la ciudad de San Francisco y otra en San Diego, en Balboa Park.
También fueron donaciones. En España existe una segunda estatua ecuestre del Cid, en la plaza de España de la ciudad de Valencia, también regalada por la escultora. Y, por último, hay una séptima obra ecuestre de Rodrigo Díaz: está en Buenos Aires, la capital de Argentina, en el barrio de Caballito, precisamente como se conoce popularmente a la obra de Anna Hyatt Huntington, la escultora que estuvo absolutamente vinculada a la figura histórica del Cid.
–Puedes ver en vídeo algunas de sus obras.