Remitida en Wittemberg Alemania, a orillas del Elba, donde el burgalés Francisco de Enzinas estudia bajo la tutela de Felipe Melanthon y traduce, a la vez que se forma, el Nuevo Testamento del griego al castellano, éste escribe la siguiente carta a Juan Calvino:
«Tal es tu singular benignidad, Calvino, como para ensalzar lo que no es digno de alabanza. Yo, sin embargo, me tengo por bien afortunado, pues a cambio de una misiva burda se me ha devuelto una carta cuidada y llena de benignidad; y además, cosa que yo estimo excepcionalmente, a ello se suma la amistad de una persona a quien yo he estimado siempre sobremanera, sellada con una alianza perpetua de afecto recíproco, que nadie podrá disolverla, sino sólo la muerte».
La traducción y su original latino forman parte de la Tesis Doctora de Ignacio J. García Pinilla: «EPISTOLARIO DE FRANCISCO DE ENZINAS» (Ginebra, 1995).