El municipio de Estepar, perteneciente al Alfoz de Burgos y situado a unos 20 kilómetros de la capital, está formado por las siguientes 11 localidades: Arenillas de Muñó, Arroyo de Muñó, Estepar, Hormaza, Mazuelos de Muñó, Medinilla de la Dehesa, Pedrosa de Muñó, Quintanilla-Somunó, Vilviestre de Muñó, Villagutiérrez y Villavieja de Muñó. El origen del apellido Muñó se remonta al siglo IX, durante la repoblación de estas tierras iniciada por el Conde de Castilla, Munio Núñez, casado con Argilo de Trasmiera, quienes en el año 824 otorgaron la “Carta Puebla de Brañosera”, en la que se concedían numerosos privilegios a los primeros repobladores: “En el nombre de Dios, Yo, Munio Nuñez y mi mujer Argilo, buscando el Paraíso y hacer merced, hacemos una puebla en el lugar de Osos y Caza y traemos para poblar a Valerio y Felix, a Zonio, Cristuevalo y Cervello con todas su parentela y os damos para población el lugar que se llama Brañosera con sus montes y sus cauces de agua, fuentes, con los huertos de los valles y todos sus frutos”.
En Arenillas de Muñó se puede admirar la torre defensiva de los Padilla, construida por esta familia en el siglo XV. Su esbelta torre del homenaje es de planta cuadrada y unos 18 metros de altura, rematada con una serie de matacanes almenados, con pequeñas aberturas en sus muros para los tiradores de ballesta. Muy cerca, en Mazuelo de Muñó, se levanta otra torre defensiva bastante bien conservada, levantada por el Marino Mayor de Burgos D. Pedro Carrillo de Toledo en el siglo XIV. La torre del homenaje, de planta cuadrada, tiene cuatro alturas y está rematada por un matacán con triple hilera de almenas caladas. Por tres de sus lados está rodeada por un recinto amurallado.
En Arroyo de Muñó se encuentra el templo de Nuestra Señora de Muñó, de estilo románico, aunque posteriormente se le han ido añadiendo numerosas modificaciones, como la portada y el ábside, que han pasado a ser góticos. El ábside es rectangular con contrafuertes y en su remate aparece la estatua de San Martín obispo. La iglesia es de una sola planta, con bóveda de yesería sostenida por columnas rematadas con arcos. En su interior destaca su retablo mayor churrigueresco del 1730 y otro barroco, presidido por la Virgen con el Niño. Se encuentran también un Crucificado románico y una pila bautismal renacentista. Otras tallas e imágenes, junto con otros objetos de culto, como cálices, custodias y diversas reliquias se pueden ver en el Museo Diocesano, instalado en la misma iglesia, que actualmente está dedicada a San Martín Obispo.
La historia de Estepar se cubre de negras sombras a partir del 18 de Julio de 1936, fatídica fecha en la que España se partió en dos y la violencia se apoderó de sus pueblos y sus ciudades. En la provincia de Burgos, como en el resto, se cometieron muchas tropelías, muchas personas fueron perseguidas y asesinadas por el simple hecho de no coincidir con la ideología que imponía el bando que había resultado vencedor. En Burgos y provincia, todo hay que decirlo, una gran mayoría de burgaleses apoyaron sin reservas al bando anti republicano que se había sublevado y que impuso su voluntad por la fuerza de las armas, llevando a cabo una implacable y sangrienta represión, cometiendo numerosos crímenes, de los que muchos continúan impunes.
A Estepar le cayó el macabro honor de ser uno de los focos donde la represión franquista actuó con mayor intensidad y ensañamiento. El Monte Estepar se ha hecho tristemente famoso por ser el escenario de los numerosos e inicuos fusilamientos llevados a cabo durante la represión franquista de la pasada Guerra Civil, cuyos cuerpos fueron inhumados por las diferentes fosas comunes dispersas por este paraje de nuestra provincia. La memoria de las víctimas ha estado durante muchos años sometida al silencio, el oscurantismo y la indiferencia oficial, hasta que en la segunda decena del siglo XXI apareció la “Coordinadora para la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos”, dirigida por un experto grupo investigadores y apoyada por numerosos voluntarios, que han comenzado los trabajos de exhumación de los cuerpos de las víctimas, todavía no cuantificadas, y la recuperación de objetos personales y documentos, que permitan recuperar su memoria y devolverlas, a ellas y a sus familiares, una parte de su honra y dignidad, tan injustamente pisoteadas.
Pampliega, la antigua Pampilica romana, está situada en una ladera sobre el Arlanzón, que la riega y atraviesa y que se cruza por un viejo puente medieval. Su paisaje urbano está presidido por la imponente figura de su iglesia parroquial.
Según Tolomeo, en el siglo II a. C. ya había presencia romana en este lugar, al que se llamó Pompeyica en honor al emperador Pompeyo, pero fueron los visigodos los que tuvieron una estancia más estable y duradera. Según parece, en el año 642 el noble Chindasvinto fue proclamado aquí rey de la España visigoda, después de que fuera depuesto su predecesor Tulga. También fue el lugar donde se retiró, después de ser destituido por Ervigio, el famoso rey Wanba, fallecido en el año 688, que la había concedido algunos privilegios. Ya por entonces se celebraba un mercado semanal que se mantuvo durante toda la Edad Media. La repoblación de estas tierras, después de la invasión musulmana, comenzó a finales del siglo IX, de forma prácticamente simultánea a la de la cercana Castrojeriz y otras localidades de la fértil vega del bajo Arlanzón. En el llamado Cerro del Castillo existía una fortaleza defensiva cuyas murallas rodeaban toda la localidad; actualmente del castillo tan sólo quedan algunas dispersas ruinas, mientras que de sus murallas se conserva la restaurada puerta de Presencio, pero han desaparecido las de Burgos, en el norte y la del Saetín en el oeste.
Hacia el año 1150 el rey Alfonso VII la concedió jurisdicción de realengo, junto con la carta de abadengo al monasterio benedictino de San Vicente, hoy desaparecido, donde precisamente se encontraba la tumba del rey Wamba (1). Alfonso X, hacia el 1274 mandó trasladar los restos de Wamba a la iglesia toledana de Santa Leocadia, donde también reposaban los de su antecesor Chindasvinto, a cambio concedió al pueblo un mercado semanal, junto a generosos fueros y privilegios, finalmente, en el año 1845 los restos de ambos monarcas fueron introducidos en una arqueta forrada de terciopelo y trasladados a la sacristía de la catedral de Toledo, donde todavía se conservan. Sobre el traslado del rey Wamba se hizo popular una leyenda según la cual, ante la oposición de los pampliegueños al traslado, el rey les colmó de favores para que el día del traslado “se hicieran los dormidos”, por lo que a Pampliega se la conocía como “El Pueblo de los Dormidos”.
A principios del año 1297 el rey Fernando IV la convierte en señorío al cederla al magnate castellano D. García Fernández de Villamayor y su esposa Doña Mayor Arias , señores de Villadelmiro, Villamayor de los Montes y otras muchas localidades (2), todas pertenecientes a la vega del Arlanzón. Doña Teresa, al quedarse viuda, en el año 1331 la vendió a la ciudad de Burgos, pasando desde entonces a formar parte del Concejo burgalés, que no elaboró sus ordenanzas municipales hasta el año 1429. En el año 1562 se empezaron a construir las primeras bodegas subterráneas, en las que se elaboraba el vino que posteriormente se vendía en la capital burgalesa; estas bodegas, enclavadas principalmente en el subsuelo de la Plaza Mayor y la de las Verduras, han sido recientemente sometidas a una rigurosa investigación arqueológica. En el 1683 el concejo del pueblo fue encarcelado por negarse a depositar en el Ayuntamiento las armas de la ciudad.
La imagen que primero impresiona a los que visitan Pampliega es su monumental iglesia parroquial de San Pedro ex Cátedra. Su origen es de finales del siglo XIII, del que tan sólo se conservan dos capillas laterales, la actual configuración la empezó a adquirir en el siglo XVI, estando su remodelación a cargo del arquitecto burgalés Juan de Vallejo, concluyéndose con la construcción de la torre, que recuerda la del Hospital del Rey de Burgos. La iglesia es de estilo gótico isabelino, con elementos renacentistas y consta de una sola nave con crucero y la torre dispone de un pórtico del siglo XVII, todo construido con piedra de sillería. En su interior destaca el retablo mayor con cuatro calles, obra del escultor Domingo de Amberes, en su calle central se encuentran las imágenes de San Pedro, la Asunción y el Calvario; en los laterales se encuentran las de San Roque y el rococó de Nuestra Señora del Rosario. También es de destacar su púlpito de piedra decorado con medallones, en los que aparecen San Pedro, San Pablo y San Andrés, obra del escultor vasco Martín de Ochoa, que también construyó el coro abovedado, con dos tribunas laterales. Actualmente dispone de un órgano y la Coral de Pampliega ofrece numerosas jornadas musicales.
Durante muchos años, la historia y el desarrollo de Pampliega ha permanecido ligado a su producción agrícola, además del comercio y las relaciones con la ciudad de Burgos. En la actualidad, después del masivo éxodo rural, se trata de una pequeña localidad castellana de unos 500 habitantes, cuya economía está basada en las pequeñas explotaciones agrícolas y algunas pequeñas empresas, como la Sociedad Ecológica Wamba, con 4,5 hectáreas de viñedos propios, cuya producción, que comenzó en el 2005, les permite embotellar unos vinos que no dejan de mejorar en calidad y que cada vez tienen mejor aceptación en el mercado. A esto hay que añadir su atractiva oferta turística, tanto en el tema histórico y monumental como en el gastronómico, en el que destacan los tradicionales productos de la recia cocina castellana. El benigno clima de los meses de estío y la natural hospitalidad de los pampliegueños convertirá la visita en una agradable experiencia.
El Arlanzón continua su curso de 131 kilómetros, hasta unirse con el Arlanza, otro río con historia, en la palentina localidad de Quintana del Puente.
NOTAS
- El Ayuntamiento de Pampliega y el Arzobispado de Burgos han realizado una reclamación conjunta a la Diócesis de Toledo de los restos del rey Wamba, que permanecen en la catedral de Toledo desde que fueran trasladados allí por orden del rey Alfonso XI.
- En Villamayor de los Montes existe un monasterio cisterciense femenino, en el que conservan los archivos personales de D. García Fernández. Fue fundado en el 1223 y estaba bajo la jurisdicción del Monasterio de las Huelgas.
Autor Paco Blanco, Barcelona, enero 2017
Es un análisis consecuente y actualizado de la rivera del Arlanzon,aunque podría ser mas extenso.
Pero entiendo las limitaciones en la publicación.
Gracias