SASAMÓN

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A 32 kilómetros de Burgos, por la Autovía de León, se encuentra SASAMÓN. Con un término municipal de 113 km2, el municipio está formado por Sasamón, Villasidro, Olmillos, Citores del Páramo, Yudego, Villandiego y Castrillo de Murcia. En su aspecto urbano debe destacarse un apretado caserío en torno a las viales hacia Villadiego, Villasidro y Olmillos y e torno a la plaza de Segisama y a la plaza Mayor, donde se halla el templo parroquial. En su perímetro periurbano debe señalarse un primer círculo compuesto de naves agrícolas y industriales más o menos próximo a las antiguas era de labranza y bodegas y un ancho cinturón hortofrutícola en decadencia, preferentemente instalado en torno a la carretera de Villasandino.

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Sasamón en la Prehistoria.

Aunque ciertos hallazgos aislados producidos en el término de Sasamón aluden a una ocupación humana del término durante la  Edad de Bronce, será a partir de la época conocida como Edad del Hierro cuando se documente en mayor medida la presencia de restos arqueológicos y cuando aparezcan manifestaciones referidas a Sasamón dentro de lo que sería la cultura celta o celtibérica meseteña.

Uno de esos pueblos meseteños es el de los Turmogos, que se extendieron por la zona central de la actual provincia de Burgos y que tenían en Sasamón una de sus ciudades más principales. Lo dice Estrabón citando a Polibio: “Cuando Polibio describe las tribus y ciudades de los vacceos y celtíberos nombra entre las principales a Segisama e Intercatia” y Plino refiere, hablando de los pueblos que se incluyen en el Convento Jurídico Cluniense: “Los Turmódigos llevan cuatro, entre ellos a los segisamonenses y a los segisamayulienses”.

La etimología del nombre de Sasamón procede del ablativo de “Segisamo” (Segisamone), derivado con el uso hacia una forma de acusativo “Segisamonem”, de donde resultó Sasamón y en Sasamón hay que distinguir la ciudad prerromana, que casi todos los autores sitúan en lo alto del actual casco urbano y la ciudad romanizada que se consolidó vinculada al campamento situado en sus inmediaciones, del que dice Plinio: “Apud Segisamam castra posuit” (Colocó sus campamentos junto a Sasamón).

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Sasamón en la Romanización

Varias legiones intervinieron desde Sasamón en las guerras cántabras (29-19 a C.) y el propio emperador Augusto permaneció aquí algún tiempo. Con la pacificación le llegó a Sasamón la época de esplendor. Contó la ciudad con foro, teatro y establecimientos termales. Una densa red de conducciones de agua abastecía las termas y a las fuentes públicas y por la vía Aquitana llegaban a Sasamón gobernantes y administradores, soldados y comerciantes. Por ella se divulgó la lengua latina, la romanización y más tarde el Cristianismo.

De tantos siglos de ocupación quedan numerosos vestigios, como las téseras de hospitalidad, la estela sepulcral del Scribonia Frontina, los miliarios de Padilla de Abajo, el árula de piedra caliza, el término augustal y la tésera de bronce del Museo Arqueológico de Burgos; la inscripción en piedra caliza sobre Aelio Marítimo, la de Quincia Terencia, el falo de bronce del Museo Arqueológico de Barcelona, el mosaico y la lápida de Febo Turmogo, del Museo de Berlín. 

Sasamón en la edad Media

En la Edad Media Sasamón fue villa de behetría y obtuvo grandes privilegios reales, encaminados muchos de ellos a la construcción del suntuoso templo catedralicio sede de su obispado. Los vecinos de Sasamón se veían así libres de pagar determinados impuestos como roda (vigilancia), fazendera (prestaciones públicas), fonsado o fonsadera (defensa militar), martiniega (tributo agrario), portazgo, pontazgo y cualquier otro pecho que al rey perteneciera.

Cuatro obispos tuvo Sasamón  entre 1059 y 1100, llamados Pedro, Epicardo, Munio y Pedro Paramón, como aparecen mencionados en las siglas que se hallan en la sacristía de su iglesia, donde otras siglas (EHOEC “Ecclesia haec olim ecclesia cathedralis”) recuerdan a los visitantes que esa iglesia fue en otro tiempo iglesia catedral. En 1128 el rey Alfonso VII traspasaba a Burgos la titularidad del obispado de Sasamón y a cambio se comprometía a engrandecer su iglesia. Algo más tarde de que se hubiera efectuado el traslado de la sede episcopal de Sasamón a Burgos, habría que situar la hipotética presencia de los templarios en Sasamón, aunque sólo se puede asegurar, según la documentación, que tuvieron casas y posesiones dependientes de la encomienda de Villalcázar de Sirga.

Sasamón estuvo rodeada de murallas, que se concluyeron en el siglo XV con cuatro puertas abiertas a los caminos naturales hacia las localidades vecinas (Villasandino, Villadiego, Villahizán y Villasidro/Grijalba), y en su entorno subsistieron –algunos hasta finales del siglo XVIII- determinados pueblecitos, como Carabeo, Mazarreros, Quintanilla, San Martín del Páramo, Santa Marína y Zuel.

Sasamón en las Edades Moderna y Contemporánea

En estos siglos se construyen el arco de entrada al antiguo cementerio (actual atrio de la iglesia parroquial), que es de 1636, y en el siglo XVIII se concluyó la torre con su remate barroco; había en Sasamón cinco hermandades  y, al menos, 18 cofradías, de las cuales las que más perduraron en el tiempo fueron las de San Pedro; San Juan Bautista y San Juan Evangelista; Santiago; San Millán y Santa Lucía y Las Ánimas. Había, también, varias ermitas, una obra pía, un hospital y varias capellanías. El número de clérigos ascendía en fechas del Catastro de Ensenada (1753) a 16 individuos, de los cuales diez eran curas de ración entera y el resto beneficiados de media ración.

Durante la Guerra de la Independencia Sasamón tuvo una ocupación permanente de guarnición francesa que trajo muchos inconvenientes a la población, que fue presionada a colaborar con prestaciones y auxilios a los invasores, además de sufrir las consecuencias de los enfrentamientos entre la guerrilla y los invasores que se saldó con múltiples desgracias y muertes, además de dos incendios del pueblo, de los cuales el segundo redujo a cenizas gran parte de la iglesia parroquial.

Hoy, tras el retroceso originado por los desastres de la Guerra de la Independencia que tan directamente le afectaron, Sasamón llega al nuevo siglo con un presente consolidado y con la esperanza de un futuro dinámico e ilusionado.

 Sasamón, villa de Arte

A mitad de los siglos XII y principios del XIII se inicia la construcción de la iglesia de Sasamón en estilo tardo-románico del que actualmente se intuye algún resquicio en su hastial oeste. A lo largo del siglo XIII se levantan las tres naves de forma protogótica que forman el cuerpo principal y la cabecera. Las siguientes ampliaciones tuvieron lugar en el siglo XV, con la construcción del claustro y dos capillas funerarias (las actuales de las Animas y de San Bartolomé). De los últimos años del siglo XV y principios del XVI son las capillas laterales y la portada de San Miguel y del siglo XVI las estancias capitulares y sacristía renacentista.

En el exterior hay que destacar la actual portada principal, fiel reflejo de la del Sarmental de la catedral de Burgos, de hacia 1250, con un Cristo Maestro en el centro del tímpano, sentado sobre un dosel con un libro en la mano, bendiciendo, y rodeado de los cuatro evangelistas.

La portada de San Miguel es de 1504 y tiene arco conopial con parteluz con doselete y escudo de los Reyes Católicos y las tallas de San Miguel, San Juan Bautista, San Juan Evangelista, el obispo Ampudia y Fernando el Católico.

En su interior hay que destacar el retablo renacentista de Santiago, la sacristía plateresca, con una cajonería de nogal del siglo XVIII; los retablos del Santo Cristo y de san Nicolás de Bari; el actual altar mayor o de los Santos Juanes, colocado en este lugar tras el incendio del original en el año 1812 para acoger a la patrona de la parroquia, Nuestra Señora la Real, datado hacia 1680 y atribuido a Simón de Berrieza y a Miguel de Quevedo; el retablo de las Ánimas, del siglo XVII, el púlpito gótico isabelino, del siglo XVI; la pila bautismal, que como el púlpito, se atribuye al círculo de los Colonia. 

En la antigua nave principal, destruida por el incendio de 1812 y recientemente cubierta, se halla el Museo Parroquial que contiene múltiples testimonios arqueológicos y artísticos del pasado histórico de Sasamón, como la exedra dedicada a la diosa Tutela, el mosaico, la lauda sepulcral del siglo XIV, los tapices y numerosas tallas, relieves y cuadros, como la talla en piedra de Santa Ana, del siglo XIV; las tallas del ángel músico y del Niño Jesús, del XV; Santa Lucía, del XVI;  San Andrés, cuya cabeza se atribuye a Gil de Siloe, del siglo XV, aunque la talla es del XVI; San Miguel Arcángel, La Piedad, San Juan Bautista y San Juan Evangelista y Santa Isabel de Hungría, del XVI; la Virgen de la Rosa y San Benito, del XVII; el relieve de María Magdalena, del XVIII. También destaca el expositor de Sebastián de Salinas, del siglo XVI.

El claustro, cuya construcción se atribuye a Juan de Colonia, se levantó en el siglo XV. Todo el conjunto está cubierto por 26 bóvedas de crucería, muro calado de tracería con 22 módulos, con tres columnas cada uno, rematadas en rosetones. En él hay que destacar varios elementos diferenciados, como son las ménsulas de ángeles, profetas, patriarcas y reyes del Antiguo Testamento, etc.; capiteles de tipología religiosa, de representación animal, de ornamentación vegetal y de temas profanos; arcosolios y sepulcros antiguos reutilizados y algunos otros elementos procedentes de otros lugares.

Aparte de la iglesia, conviene destacar, también, en Sasamón, la casa de los Ossorio-Villegas o de Santa Teresa, la de los Valtierra, la de los Báscones, la ermita de San Isidro, con su cruz triunfal de principios del siglo XVI, el Museo de Salaguti y el de Arte Contemporáneo “Ángel Miguel de Arce” y, en las afueras de la población, la portada de San Miguel de Mazarreros, del siglo XIII y los puentes romanos, restaurados en la Edad Media, de San Miguel y Trisla.

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Texto escrito, cedido y aportado por el historiador Isaac Rilova Pérez

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