BURGOS INÉDITO: MARÍA TERESA DE LEÓN GOIRI. VERBO Y FIGURA. -Por Francisco Blanco-

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“Moderna juglaresa de Castilla,

de sangre riojana y burgalesa,

cantó nuestras figuras más señeras,

y luchó por que España renaciera” 

La última crisis matrimonial de María Teresa León Goiri la llevó de nuevo a Madrid, donde se refugió en casa de su tía, María Goiri (1), esposa de D. Ramón Menéndez Pidal, eminente filólogo, historiador y medievalista. Difícilmente  podría encontrar una persona con tan fuertes inquietudes culturales como ella, un ambiente tan propicio para desarrollarlas como el círculo intelectual en el que se movían sus tíos. Especial influencia sobre María Teresa fue la ejercida por su prima, Jimena Menéndez Pidal Goiri, dos años mayor, formada en la Institución Libre de Enseñanza, que había heredado de sus padres la afición a los viejos romances castellanos, afición que pronto trasmitió a su prima. Esta influencia se manifiesta claramente en su novela biográfica sobre la mujer del Cid “Doña Jimena Díaz de Vivar, gran señora de todos los deberes”, un sentido y hermoso retrato de la esposa del héroe legendario, en el que destacan especialmente las virtudes y la fuerza que caracterizan a la mujer castellana. Doña Jimena fue para Mª Teresa un arquetipo de mujer, esposa y madre, pero también la figura de su marido la impresiona y la inspira otra de sus novelas biográficas: “El Cid Campeador”. D. Rodrigo Díaz de Vivar, el héroe perseguido, obligado a abandonar su hogar, su mujer y sus hijas, que lucha sin descanso hasta conseguir conquistar Valencia y ofrecerla un nuevo hogar a la orilla del mar. “Vente a ver el mar que nunca has visto”, exclama el Cid en su reencuentro.

Los destinos de Mª Teresa León y Rafael Alberti no tardarían en cruzarse. Se conocieron en la tertulia literaria de una amiga común, en la que el poeta gaditano estaba leyendo su obra “Santa Casilda”, un romance medieval de marcado sabor burgalés (2). No sé si en aquel primer encuentro se produjo el típico flechazo, o “amor a primera vista”, lo cierto es que al poco tiempo los caminos de ambos convergieron en uno sólo, que ambos compartieron durante una larga y fértil andadura. Prosa y poesía se unirán para producir un elevado número de obras literarias de todo tipo, realizadas en común (3). Alberti la recuerda así en su libro de memorias “La Arboleda perdida”: “Surgió ante mí, rubia, hermosa, sólida y levantada, como la ola que un mar imprevista me arrojara de un golpe contra el pecho”. Indudablemente María Teresa fue para Rafael mucho más que una amante y una esposa, fue su  sombra protectora y una inseparable compañera de fatigas, un motor incansable, una musa y una lámpara que inspiró e iluminó su vena poética durante más de cuarenta años.    

María Teresa León, un año más joven que Rafael Alberti pues había nacido en el año 1903, también pertenecía a una acomodada familia de la burguesía, pero no de comerciantes andaluces, como Rafael, sino de militares castellanos.  Había nacido en Logroño, donde su padre, militar de carrera, estaba destinado, pero su familia era burgalesa y en Burgos transcurrieron algunos años de su infancia y adolescencia, entre cuarteles, uniformes, toques de corneta y desfiles militares.

Pronto, muy pronto, las miradas de los soldados, de los oficiales, de los hombres en general, comenzaron a quedar prendidas en la perfección de las líneas de su cuerpo, en la hermosura de su rostro y la belleza cautivadora de sus ojos verdes, que además irradiaban simpatía. Pero la adolescencia de María Teresa duró poco. En 1920, con tan sólo 17 años, su familia la casa con Gonzalo de Sebastián, perteneciente a la más encopetada burguesía burgalesa y, al igual que su padre, militar de profesión. El matrimonio reside en Burgos, Barcelona, Madrid…….., en Barcelona nace el primer hijo, Gonzalo, el año 1921 y en el 1925, en Burgos, el segundo, Enrique, cuando ya el lazo conyugal está a punto de aflojarse definitivamente. El matrimonio está al borde del fracaso y surge la primera separación.

En 1924, de nuevo en el hogar paterno de Burgos,  María Teresa, prácticamente con su matrimonio roto, inicia su actividad como escritora. De forma sorprendente, tal vez influida por el ambiente cuartelero de su cercana adolescencia y por la figura de su padre, coronel de húsares (4), adopta el seudónimo literario de Isabel Inghirami, la heroína de Gabriele D´Annunzio, un aristócrata italiano poeta, escritor, político, militar y héroe de la Primera Guerra Mundial (5).

En el “Diario de Burgos” empiezan a aparecer sus primeros artículos, en cuyos contenidos sale abiertamente en defensa de la cultura, a la que considera como un bien común que debe de ser patrimonio de todos; defiende igualmente los derechos de la mujer, reivindicando su lucha por la igualdad de los sexos. Comparte redacción con María Cruz Ebro, otra escritora burgalesa, feminista y activista política y social, con la que pronto entabló una relación de amistad y colaboración profesional, una de sus novelas, “Un pecadillo de amor”, en la que relata los trances amorosos de un sacerdote, causó un gran escándalo en la cerrada y pacata sociedad burgalesa.

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La actividad intelectual de María Teresa durante su estancia en Burgos no se limita a sus artículos periodísticos, también da conferencias y escribe una primera serie de cuentos recogidos bajo el título de “Cuentos para soñar”, publicados en 1928 por la imprenta burgalesa “Hijos de Santiago Rodríguez”, en una primera edición financiada por sus tíos los Menéndez Pidal y prologada por su tía María. Se trata de una serie de cuentos en los que predomina lo fantástico y lo metafórico, escritos en un lenguaje altamente poético y luminoso. Todavía, en el año 1930, antes de marchar a la casa de sus tíos en Madrid, huyendo del definitivo naufragio de su matrimonio, publica su segundo libro de cuentos titulado “La bella del mal de amor”, editado también por “Hijos de Santiago Rodríguez”. Esta vez se trata de seis relatos largos, o novelas cortas, cuya temática se recoge como “cuentos castellanos” en los que intervienen elementos folklóricos y geográficos, combinados con tragedias familiares en las que están presentes el odio, el amor, la venganza, el orgullo, la envidia…, en la línea de “La tierra de Alvar González” de Antonio Machado. 

En Madrid aparece Rafael Alberti primero, con el que: “definitivamente, tanto ella como yo empezaríamos una nueva vida, libre de perjuicios, sin importarnos el qué dirán, aquel temible qué dirán de la España gazmoña que odiábamos”, poco después llegó la República del 14 de abril de 1931, que intentó transformar aquella España gazmoña que tanto detestaba Alberti.

Entre grandes controversias y fuerte oposición por parte del integrista conservadurismo español se aprobó la Ley del Divorcio, lo que permitió a María Teresa desligarse definitiva y legalmente de su matrimonio y casarse civilmente con Rafael Alberti, el gran amor de su vida, con el que tuvo una hija, Aitana Alberti, nacida en el exilio de Buenos Aires el año 1941. Sus hijos, Gonzalo y Enrique, quedaron en Burgos bajo la tutela paterna.

La actividad de la pareja durante la corta existencia de la II República se desarrolla de forma intensa dentro de un compromiso político con la democracia y con la cultura, siempre formando un magnífico e incansable equipo. Subvencionados por la “Junta para la Ampliación de Estudios”, con el objetivo de estudiar el teatro europeo contemporáneo, viajaron por diferentes países de Europa, incluida la Unión Soviética, donde conocieron de primera mano el movimiento cultural soviético, que les causó una profunda impresión y les afianzó aún más en su postura antifascista. En España, además de estrenar en Madrid diferentes obras de teatro, entre las que destaca “Fermín Galán”, escrita por Alberti y dirigida por Mª Teresa, fundaron la revista revolucionaria “Octubre” y participaron activamente en la labor desarrollada por la Alianza de Escritores Antifascistas (5), fundada el 30 de octubre de 1936, a los pocos días de haber estallado la rebelión militar, que acabaría destruyendo el proyecto republicano de modernizar España. Formaron parte también de la Junta de Defensa y Protección del Tesoro Artístico Nacional, cuyo patriótico celo permitió salvar de las bombas rebeldes un valiosísimo patrimonio artístico, sobre todo el de los fondos pictóricos del Museo del Prado.

Sobre esta frenética actividad desarrollada por la pareja, el propio Alberti tuvo que reconocer: “Yo no habría trabajado tanto sin la presencia estimulante y protectora de María Teresa”.

En 1939, con la República exhausta, acorralada y a punto de ser vencida, María Teresa y Rafael se ven obligados a emprender un exilio que iba a durar 40 años. A bordo de una avioneta  con destino a Orán, embargada el alma de pena y desesperanza, dijeron adiós a aquella España que tanto habían querido, pregonado y defendido. La propia Mª Teresa lo cuenta en su obra autobiográfica “Memoria de la melancolía”: “¡Qué poca tierra nos quedaba y cuantos continentes íbamos a tener que caminar los españoles leales! Eran los últimos latidos del corazón de España”.

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De nuevo viajeros por el mundo: Francia, Rusia, China, Méjico, Argentina, Italia……y siempre, España en el corazón. En 1941, huyendo esta vez de la invasión de Francia por los nazis, llegan a Buenos Aires, donde se unen a un numeroso grupo de compatriotas exilados, que intentan rehacer sus vidas, rotas por la guerra. El matrimonio Alberti, no sin dificultades,  reanuda su actividad artística y literaria, trabajando duramente en lo que les saliese o les ofreciesen: Radio, teatro, cine, traducciones………, pero, a pesar de tan diverso ajetreo, la actividad creativa de Mª Teresa no cedió. Siempre con el trasfondo de la España que se vio obligada a abandonar, dio a la luz varias novelas importantes, de carácter biográfico, sobre varios históricos personajes de su añorada patria: El Cid, su mujer Jimena, Cervantes, Bécquer………, al tiempo que iba convirtiendo su memoria en un libro autobiográfico de un extraordinario valor histórico, sentimental y narrativo, que concluyó con el título de “Memoria de la melancolía” durante su último exilio en Roma. (6)

Los veintitrés años de exilio argentino dieron para mucho. Además del nacimiento, en 1941, de su única hija Aitana, por los años cincuenta viajan por Europa, libre ya de la pesadilla nazi, y también por el inmenso continente chino. Pero lo más importante para Mª Teresa fue la llegada al muelle de Buenos Aires de su hijo mayor Gonzalo. Tras veinte años de obligada separación y alejamiento madre e hijo volvían a estar juntos, dispuestos esta vez a recuperar el tiempo perdido. (7)

Tampoco la memoria de su primer marido, Gonzalo de Sebastián Alfaro se perdió del todo, gracias, afortunadamente, a otra memoria prodigiosa, la de Pepín Bello, el último superviviente de la generación del 27, la que perdió la guerra, persona entrañable y  amigo de Lorca, Buñuel, Dalí Alberti, Cernuda………. Él mismo nos lo cuenta en sus memorias: “Durante los años de posguerra que pasé en Burgos al frente de un negocio familiar que fracasó tiempo después, la persona con quien tuve un trato más cercano fue con Gonzalo de Sebastián. Entonces se había enrolado en el Ejército. Eran unos años de gran dureza. Aquel hombre bebía sin demasiada mesura y me confesó que, aún entonces, seguía enamorado de ella”

En 1963 se instalan en el Trastevere romano, donde todavía vivirán catorce años de madurez personal y creativa hasta que, en 1977, en España, que de nuevo intenta coger el paso de la modernidad, se dan las circunstancias propicias para su regreso. De nuevo la Patria, de nuevo la esperanza, de nuevo la lucha…………, las fuerzas están menguadas pero la ilusión todavía es grande. Pero, por desgracia, la desmemoria se apoderará rápidamente de María Teresa. Atacada por el Alzheimer es ingresada en un sanatorio de Majalahonda, donde fallecerá el 13 de diciembre de 1988. La última batalla también la ha perdido.

Con María Teresa León desaparece una mujer notable por numerosos conceptos: Su belleza, su inteligencia, su cultura, su espíritu libre y creador, su capacidad de lucha y de entrega a las causas que defiende, su amor a los suyos y a España y, por supuesto, su espléndida obra literaria.

Personalmente creo que su mérito como mujer luchadora y como escritora no han sido suficientemente valorados. Con lo que aquí queda expuesto trato de aportar mi granito de arena.    

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NOTAS 

(1) María Goiri era de origen vasco, pero nació en Madrid el año 1874. Fue educada por su madre, una mujer de gran cultura que hacía caso omiso de los numerosos convencionalismos de la época. En el curso 1891-1892 se matriculó como oyente en la Facultad de Filosofía y Letras, para lo que tuvo que pedir permiso al Ministerio de Fomento. El año 1896 consiguió la licenciatura y el 1909 el doctorado, siendo una de las primeras mujeres españolas en conseguir ambos títulos. En el 1900 se casó con D. Ramón Menéndez Pidal, dedicando ambos su vida a la investigación filológica e histórica. También realizó una gran labor en el campo de la docencia junto, a María de Maetzu y otros destacados pedagogos españoles. Su activismo feminista y político la obligó a exilarse, junto con su marido, durante la guerra civil. Al regresar a España fue apartada de la docencia, por lo que se dedicó exclusivamente a la investigación. Su obra bibliográfica es muy extensa. Murió en Madrid el año 1954. 

(2) En el pequeño pueblo burgalés de Salinillas, muy cerca de Briviesca, capital de la Bureba, sobre un escarpado peñasco se alza un monasterio en honor de Santa Casilda. En el altar Mayor del templo se puede admirar una artística imagen de la santa, obra del escultor burgalés Diego de Siloé. Desde finales del siglo XVIII cada año, por la festividad de la Ascensión del Señor, se organiza una popular romería al santuario, en la que se hace una rogativa a la santa conocida como “la Tabera”, en la que todos los romeros practican el burgalés juego de “la taba”  

(3) Son muy numerosos los trabajos y las obras llevadas a cabo conjuntamente por Mª Teresa y Rafael. Ante la imposibilidad de referenciarlas todas, destacaremos algunas de las más importantes:

-Revista “Octubre”, fundada en 1933 con R.Alberti.

-“Huelga en el puerto”. Teatro, con R. Alberti, 1933.

-“Rosa fría, patinadora de la luna”. Texto de M.T. León con dibujos de R. Alberti. Espasa Calpe 1934.

-Revista “El mono azul”, fundada el 27 de agosto de 1936, en la que colaboraron la mayoría de los escritores de la Generación del 27, como el propio R. Alberti, A. Machado, Miguel Hernández, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Manuel Aitolaguirre, José Bergamín, María Zambrano y otros.

-“Numancia” Teatro, escrita por R. Alberti con dirección escénica de M. T. León. Madrid 1938

-“Romancero General de la Guerra Española”, junto con R. Alberti, Buenos Aires 1944.

-“Sonríe China” (1958) 

 (4) El padre de Mª Teresa, D. Ángel León, era un militar de alta graduación, coronel de un Regimiento de húsares, que apoyó al general Primo de Rivera en su aventura dictatorial.

(5) Gabriele D’Annunzio (1863-1938). Por su heroica actuación contra los austríacos en la 1ª Guerra Mundial fue condecorado por Benito Mussolini, que le concedió el título de Príncipe de Montenevoso. Por su ideario nacionalista es considerado como uno de los precursores del fascismo italiano. A su muerte fue honrado con funerales de Estado. También fue miembro de la Real Academia Italiana de la lengua. 

(5) El jueves 30 de julio de 1936 el diario madrileño de la noche, “La Voz”, publica un manifiesto de “La  Alianza de Escritores Antifascistas”, rechazando enérgicamente la rebelión de los militares, apoyados por la Iglesia y los viejos grupos oligárquicos, contra un gobierno libremente elegido por el pueblo español.

(6) La Editorial Castalia publicó en 1998 una esmerada edición de  “Memoria de la melancolía”, preparada por el catedrático D. Gregorio Torres Nebreda, en la que además del texto completo se incluye un amplio estudio sobre su vida y obra, junto con una selecta bibliografía. 

(7) Gonzalo de Sebastián León, el hijo mayor de María Teresa León, después de su viaje a Buenos Aires escribió un libro de memorias reivindicando la figura de su madre, que tuvo numerosos problemas de imprenta. 

Paco Blanco, Barcelona, mayo 2013

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2 Respuestas a “BURGOS INÉDITO: MARÍA TERESA DE LEÓN GOIRI. VERBO Y FIGURA. -Por Francisco Blanco-

  1. Ángel Ortega Palacín

    Magnífica su aportación sobre la vida y la obra de María Teresa León; me ha gustado mucho por su sencillez, rigor y objetividad. Enhorabuena y muchas gracias.

  2. Muy exhaustivo y serio reportaje sobre una importante escritora burgalesa cuya valía no ha sido valorada adecuadamente.

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