LA DULZAINA BURGALESA.

LA DULZAINA BURGALESA y castellana pertenece a la misma familia que los oboes, aunque más cortos que aquellos, hasta el punto que muchos autores se refieren al instrumento como una variedad de oboe tenor tradicional. Desde el punto de vista de clasificación organológica, nos encontramos con un aerófono de lengüeta doble soplado directamente, es decir que el sonido se genera por la vibración de dos láminas, generalmente de caña, colocadas una sobre otra (lengüeta doble) al impulsar el aire desde la boca por un espacio abierto existente entre ambas. Es también tocada en Euskadi, Navarra, Aragón, Levante y Cataluña. En la ciudad de Burgos el núcleo principal de dulzaineros se ha generado tradicionalmente en el barrio de Capiscól a traves de la escuela creda por D. Alejandro Rodriguez.

En opinión de algunos  expertos, las diferentes  variedades de oboes cortos y de gran potencia sonora empleados como instrumentos populares aparecen tardíamente, no antes de la segunda mitad del s. XVIII. En muchos lugares hasta mediados del XIX no consigue desplazar otros instrumentos mas arraigados como la flauta de tres agujeros No existen datos concretos sobre su uso anterior en la música del pueblo llano. Si es cierto que numerosos instrumentos de la familia del oboe se empleaban en los ambientes cortesanos y a muchos de ellos se les cita como dulzainas, pero no siempre se refieren al instrumento al que nos referimos, Es el caso de la cita sobre el inventario organológico de Felipe II que se refiere a “ una dulzaina a manera de callado”, lo que claramente se refiere a un cromorno

Si su origen es árabe o centroeuropeo no creo que presente polémica, pues en ambos lados han existido y existen instrumentos de lengüeta doble, y el continuo intercambio cultural de la península Ibérica con ambos lados posibilitó la mezcla y fusión de elementos semejantes.

Instrumentos aerófonos de lengüeta doble  existen en la zona  Mediterráneas desde civilizaciones tan antiguas como Sumeria y Babilonia (raro por otra parte pues son escasas las referencias a cualquier instrumento de viento), citas, grabados e incluso un par de tubos de plata con cuatro agujeros se encontró en las excavaciones del cementerio de Ur, que aunque no conservaban la lengüeta, se asemejan a los de civilizaciones mejor conocidas. Curt Sachs, por comparaciones fonológicas y etimológicas deduce que los oboes aparecen en Mesopotamia. En la antigüedad, siempre se representan los oboes tocados de dos en dos y situados en ángulo, como instrumento ‘culto’ , pero es de suponer que se pudiera emplear también de forma individual.


LOS DANZANTES DE BURGOS BAILAN AL RITMO DE LA DULZAINA

En Egipto algunos  oboes se fabricaban con cañas delgadas de unos 30 cm de largo, y uno de ellos emitía una nota pedal (aunque podía ser variada) mas grave mientras que el  otro interpretaba la melodía. Poseían tres y cuatro agujeros respectivamente. Varios  ejemplares han llegado hasta nosotros y has sido objeto de numerosos estudios. También  encontramos oboes en Israel, incluso se hace mención a ellos en la Biblia y comentarios Talmúdicos, empleados además en música ritual.

Se refieren a ellos como ‘tubos’ pero por descripciones y sonoridad podemos deducir que se trata de lengüetas dobles. En los últimos tiempos, el tubo cilíndrico se reemplaza por uno cónico. En monedas judías acuñadas sobre los años 132-135 aparecen instrumentos en los que se distingue la lengüeta y un apoyalabios. Y es de suponer que se sustituye la caña por madera. Grecia y Roma emplean el instrumento doble con gran profusión, aulos o tibia (ambos tubo). Poseían una gran variedad morfológica y musical.

A veces, por su forma ya cónica, que  probablemente aumentó el volumen sonoro y la dureza del instrumento, era necesario colocarse una correa de cuero o carrillera que pasa sobre la boca y se ata en la parte trasera de la cabeza. Otras veces no aparecía y se ensalzaba su dulce sonido. En los tubos frigios, el más largo era curvo y terminaba en campana y los orificios estaban situados en diferente posición que el corto. Los tubos lidios eran ambos idénticos. Tal fue el explendor de los oboes dobles que se celebraban concursos de interpretación .

Se desconoce cual fue la evolución en siglos posteriores, pero  en el s. XIII Alfonso X en sus Cantigas vuelve a hablar de Chirimías y dulzainas en manos de Juglares, y en 1391, el rey de Aragón ensalza como mejores a los instrumentistas Germanos, algunos de los cuales se desplazaron a las Cortes peninsulares. Debieron existir, en fin, numerosos tipos de oboes, pues son muchas las referencias a tañedores de caramillo o charamela (Chirimía)refiriéndose probablemente a diversos tipos de instrumentos de doble lengüeta.

Texto de Luis Ángel Payno.

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