Archivo mensual: agosto 2010

BENIGNO BARBADILLO -Empresario bodeguero-

BENIGNO BARBADILLO nace en 1783 en el pueblo de Covarrubias (Burgos). Después de una infancia de época en la villa rachela, emigra muy joven al otro lado del atlántico con su primo hermano Manuel, que le acompañará ya siempre en todas sus iniciativas hasta recalar 38 años después en San Lucar de Barrameda donde fundan las bodegas Barbadillo.

Llegó a México a instancias de su tío abuelo Tomás Barbadillo Subiñas, un sacerdote que había reunido una considerable fortuna en ese país y que mandó llamar a algunos familiares para que le ayudaran a administrar sus negocios de inmobiliarias, boticas, concesión de prestamos y otras actividades de ultramar, entre las que contaba la importación de vinos españoles, e incluso se tiene noticia de la compra de varios elefantes.

La aventura americana se cierra con la declaración del acta de independencia del Imperio mexicano. Después de haber luchado en las filas del ejército español contra los insurrectos, Benigno, siempre acompañado de su primo Manuel, vuelve a España, pero no a su Covarrubias natal, sino que lo encontramos en 1821 en Sanlúcar de Barrameda.

Ese mismo año, compran entre los dos la bodega que hoy se llama Toro y comienzan a elaborar vinos que venden, entre otros, a Tomás Osborne, así como aguardiente y algunos de origen catalán.

De carácter emprendedor, y con un gran olfato para los negocios, Benigno estableció pronto contactos que le seguirían reportando enormes beneficios.

También se dedican a la exportación y ya en 1826 envían a Londres 14 medias botas de vino de Jerez. Ese mismo año consta otro envío a Filadelfia, de jerez superior, pajarete seco y abocado, moscatel, dulce blanco, dulce color y, por primera vez, de un vino que se denomina ya con el nombre de Manzanilla.

Tras la muerte del fundador en 1837, su viuda se casa con su pariente Don Pedro Rodríguez Santiago, que se convertirá en continuador del negocio y que creará, junto al primer hijo de Don Benigno, Manuel, la sociedad Pedro Rodríguez e Hijo. A este Pedro, alcalde de la ciudad con una calle a su nombre, se debe la creación de la «Manzanilla Pastora», la primera que se vendió embotellada ya que fue medalla de oro en la Exposición de París de 1900.

Nieto del burgalés fundador y nacido en 1863, Antonio Barbadillo Ambrossy fue quien dio el nombre actual a la bodega.

25 DE ENERO DE 1869 -ASESINATO EN BURGOS DEL GOBERNADOR CIVIL ISIDORO GUTIÉRREZ DE CASTRO-

25 DE ENERO DE 1869. Isabel II ha sido expulsada de España por La Gloriosa revolución del año anterior y las nuevas Cortes, de marcado carácter liberal, empiezan ese mismo mes de enero a preparar una Constitución que recupere el espíritu de la Constitución de Cádiz de 1812. El general Serrano, victorioso en la batalla del puente de Alcolea, es ahora el regente de la corona a falta de un monarca que ocupe el trono.

En esa fría mañana del invierno burgalés, el gobernador civil de Burgos, ISIDORO GUTIERREZ DE CASTRO, atraviesa la Plaza de Santa María para dar cumplimiento a las órdenes que ha recibido de Madrid. Sabe que es una misión difícil, pero no tiene más remedio que llevarla a cabo. Frente a la exigua comitiva del gobierno, escoltada por algunos guardias civiles, una multitud de vecinos se congrega a las puertas de la catedral con caras de pocos amigos. Parece claro que el clero ha congregado a una nutrida masa de “feligreses” para entorpecerle la tarea, y no es para menos. La misión de Gutiérrez de Castro es ni más ni menos que inventariar e incautarse de aquellos bienes de la Catedral susceptibles de ser objeto de expolio por su valor cultural: Bibliotecas, archivos, arte, literatura…

Para los sacerdotes a cargo de la catedral, lo que se les viene encima con este nuevo decreto es otra desamortización de bienes. A lo largo del siglo XIX la Iglesia española había sufrido la pérdida de innumerables propiedades, ya fuera por el expolio perpetrado por las tropas napoleónicas durante la guerra, por las sucesivas desamortizaciones (Mendizábal, Espartero, Madoz) o por el expolio lento y silencioso al que los mismos curas sometían el patrimonio a su cargo; un patrimonio que calladamente iban vendiendo y que se perdía para siempre, las más de las veces saliendo de España para no volver jamás. No parecía que los curas fueran a quedarse de brazos cruzados mientras el gobierno les despojaba en su propio templo, y la multitud de la puerta era prueba de ello.

Sin embargo, el gobernador no se arredra. A pesar de ser increpado en la puerta, se hace acompañar por el deán, presidente del cabildo catedralicio, y por el provisor, una especie de abogado eclesiástico, imponiendo su autoridad sobre ellos para que le abran paso hasta los archivos de la catedral. Cuando por fin accede a estas dependencias, y ante lo inevitable de la situación, se da la señal…

La muchedumbre, convertida ahora en una turba airada, entra en la catedral de Burgos sin que la Guardia Civil presente en el lugar haga nada para impedirlo, llegando hasta donde se encontraba el gobernador y empiezan a golpearlo con saña inusitada. Le sacan de los archivos y lo arrastran por las naves del templo mientras le acuchillan e incluso comienzan a amputarle las orejas y los genitales.

Alarmados por la violencia que ellos mismos han desatado, los curas apremian al gentío para que saquen el cuerpo del gobernador fuera del templo, y tratan de ocultar el hecho de que ha sido asesinado dentro de la iglesia. El gobernador, ya cadáver, sale arrastrado por la Puerta del Sarmental. En su locura, la turbamulta se lo lleva arrastrando por el suelo, abandonándolo lejos de la catedral. Los guardias civiles observan el linchamiento sin intervenir, según declararon posteriormente los testigos presenciales.

Ante esta pasividad, es el ejército el que debe tomar las riendas de la situación, decretándose el estado de guerra. Es también el ejército el que debe rescatar el cuerpo del gobernador de la calle para poder practicarle la autopsia y darle sepultura. Los indicios sobre la autoría de este crimen parecen más que claros, y apuntan hacia un grupo de sacerdotes entre los que se encuentran los responsables del cabildo catedralicio. Ciento cuarenta personas son detenidas, y la iglesia catedral es clausurada por orden del gobierno.

Pero en contra de lo que cabría esperar, no se aplican castigos ejemplares. El gobierno se encuentra en una convulsa situación mientras se decide quién ocupará el trono de España. Por muy liberales que sean, no es el momento de buscarle tres pies al gato, y los detenidos van siendo puestos en libertad, aun a pesar de las abrumadoras pruebas sobre su implicación en este asesinato. Sólo un individuo, que portaba el hacha con el que se infligieron las peores heridas al malogrado gobernador Isidoro Gutiérrez es condenado a morir en el garrote, pero le conmutan la pena por cadena perpetua y sólo tres años más tarde es puesto en libertad. Judicialmente, se puede decir que el crimen del gobernador de Burgos quedó impune con el beneplácito de la Justicia española.

La catedral permaneció clausurada hasta el 20 de marzo siguiente, día en que la Iglesia preparó una ceremonia con el fin de “limpiar” la sangre derramada dentro del templo. Con ello pretendían borrar las huellas de no sólo la profanación de un templo, sino también de un asesinato organizado y perpetrado por los mismos que luego seguirían repartiendo bendiciones y absoluciones como si nada de esto hubiese sucedido.

– Bibliografía:  Nº 103 de «la Aventura de la Historia». Arturo Colorado Castellary.

Puedes ver la entrada a la Plaza de Santa María.

LA JURA DE SANTA GADEA

Rodrigo Díaz de Vivar, desde joven estudiaba, servía y luego guerreaba con Sancho, hijo de Fernando I, quien, a su muerte, 1065, dividió su reino entre sus hijos: Galicia a Ramiro, Castilla a Sancho, León a Alfonso, Zamora a Urraca y Toro a Elvira. Sancho II pretendía unir aquellos reinos. Ganado León, en el sitio de Zamora fue asesinado por el traidor Bellido Dolfos. Cuentan algunas fuentes que han estudiado el romance; que el CID viendo de lejos huir al asesino y sospechando lo sucedido, montó a caballo y salió en su persecución, pero al no llevar espuelas en ese momento no pudo alcanzarlo. Por eso, irritado, maldijo a todo caballero que cabalgase sin ellas.

Alfonso VI se convirtió en rey de Castilla y León, pero El Cid  le exigió, en la iglesia burgalesa de Santa Gadea, que jurara; acto éste que humillaba a un rey que estaba por encima de lo divino y lo humano.

LA JURA DE SANTA GADEA se constituye en leyenda literaria basada en hechos históricos presuntos , a través de los acontecimientos ocurridos en el año 1072, año en el que como sabemos Rodrigo Díaz hace jurar al rey que éste no había sido el inductor del asesinato de su hermano Sancho durante el sitio al que se sometió a Zamora dominada por la Infanta Urraca.

Según la narración romance, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, sometió frente al altar a jura a Alfonso VI «el Bravo», rey de Castilla y León, en forma que certificase mediante el acto que no había tomado parte en el asesinato de su hermano, el rey Sancho II de Castilla,  asesinado vilmente frente a la muralla de la ciudad de Zamora. El núcleo de población se encontraba bajo el mandato de la hermana de ambos, la cual defendía los intereses de su hermano Alfonso, que a su vez se encontraba refugiado en la ciudad de Toledo.

Muchos historiadores cren que este episodio de la Jura de Santa Gadea nunca ocurrió, y que se constituye en épica y leyenda a través de la literatura romance. Este hecho es uno de los mitos más sobresalientes de la cultura hispana.

El romance al respecto dice literalmente:

<<…En Santa Gadea de Burgos
do juran los fijosdalgo,
allí toma juram
ento
el Cid al rey castellano,
sobre un cerrojo
de hierro
y una ballesta
de palo.
Las juras eran tan recias
que al buen rey po
nen espanto...>>

Puedes ver un vídeo sobre el romance.

1524 VATICINIO DEL FIN DEL MUNDO. LA REACCIÓN DE LA REALEZA EN BURGOS.

Las lunaciones de aquel año de 1524 habían hecho coincidir la celebración del Viernes Santo con el 25 de Marzo. Pero la conmemoración de aquel día venia cargada de espantosos augurios: los astrólogos, los sabios de la Corte, los quirománticos y hasta los cabalistas judíos no tenían ninguna duda en afirmar categóricamente que la inusual conjunción de Saturno, Júpiter y Marte, en la casa de Piscis nos traería un nuevo diluvio universal el cual causaría enormes catástrofes, augurando «LA FIN DEL MUNDO» para aquel mismo Viernes Santo.

Carlos I, que había nacido en un bacín con su siglo, recibió el infausto vaticinio estando en Burgos, siendo ya por entonces el poseedor del más vasto imperio que jamas conociera la humanidad. La osadía de su juventud le había hecho desoír, en un primer momento, aquellos malhadados oráculos, tachándolos arrogantemente de simples patrañas.

Mientras tanto los potentados y nobles, al conocer la inquietante noticia, se apresuraron a refugiarse en sus más altos baluartes acompañados de sus familias y menestrales con gran acopio de viandas.

Por otra parte, los más ricos comerciantes habían fletado grandes y poderosas naos, algunos incluso mar adentro, donde salvaguardarse ellos y sus mercaderías, en tanto que las nobles gentes de Castilla; unos se habían acogido en la resignación cristiana al refugio de los templos, mientras que otros, más pragmáticos, habían gastado en diversiones sus pocos dineros, con la intención de arrepentirse justo antes del ultimo de los días. De nada sirvieron las prédicas y octavillas impresas que había lanzado el Insigne Maestro de Alcalá D. Pedro Ciruelo, con las que trataba de sosegar los ánimos de la población intentando demostrar la vanidad del anuncio de tan grande calamidad que a todos amedrentaba.

 A media mañana del día 22, Martes Santo, un escuadrón de la caballería imperial, pertrechados para la marcha, irrumpió en tropel en la Plaza del Mercado Mayor de Burgos, formando a ambos lados de la puerta del Cordón del Palacio de los Condestables de Castilla donde se aposentaba el Emperador.

Grande fue la alarma y expectación de los vecinos que como todos los martes celebraban mercado y grande fue la apresurada muchedumbre que siguiendo el resonar de los cascos de los caballos por las empedradas rúas se arremolinó frente a la explanada del palacio. D. Carlos, viendo que se aproximaba el anunciado día de “La Fin del Mundo”, se había dejado llevar de los consejos del de Xebres, su principal valedor, y como medida de precaución había decidido trasladarse al vecino convento de Jerónimos de Fredesval, sito a pocas leguas por el Real Camino de Santander.

Sonaron clarines y nácaras mientras los jinetes de la imperial hueste humillaban sus picas, exornadas con el gallardete de Castilla, ante la presencia de la apuesta figura del joven emperador que cabalgando un soberbio corcel abandonaba el palacio seguido de los principales de su corte, a su derecha se reconocía al Condestable D. Iñigo, por su larga y guedejuda melena blanca, y a la izquierda Laxao, fácilmente identificable por su rubicundo rostro.

Cerrando el séquito cabalgaban nobles castellanos revestidos de capas aguaceras, pues el plomizo cielo ya barruntaba las presagiadas grandes lluvias, y también acompañaban caballeros teutones tocados todos con sus inconfundibles gorras de velludo carmesí guarnecidas de plumas, cada uno a su color.

La imponente comitiva se abrió paso entre las genuflexiones de los trajineros que por el Camino del Pescado de Santander se dirigían a la Puerta de San Gil donde debían pagar las tasas por introducir el pescado fresco y las salazones que se consumirían durante la preceptiva abstinencia del Viernes Santo. El amenazador celaje y el desolado ambiente circundante sobrecogían, incluso, a los más veteranos y bizarros jinetes de la escolta de Guardias Españolas que no dejaban de mirar de soslayo las inquietantes nubes.

«A la llegada del César Carlos al monesterio, todos los freires Gerónimos con el Abat en cabeza salieron a besarle las manos…»

Y allí quedó el hombre más poderoso del mundo recogido en oración esperando fatalmente el advenimiento del último de los días. Sin duda pudo haber elegido entre sus muchos y ricos palacios situados a mejor recaudo en otros parajes de su imperio, pero quiso resignarse a morir en aquel austero convento gótico donde su atormentada madre Dª Juana había podido velar los restos de D. Felipe, su padre.

Así, al anochecer del Jueves Santo el Gran Carlos de Castilla y de Gante, se dispuso a pasar la ultima noche de la humanidad, allí en penumbra, postrado en oración ante un Santo Sepulcro tan solo alumbrado por cuatro velones fúnebres, mientras aquellos Grandes Señores del Imperio con sus armas y galas enlutecidas por crespones negros, daban guardia al rededor del Sagrado Túmulo entre un impresionante silencio tan solo roto tímidamente por las oraciones de Fray Antonio de Guevara con las que intentaba reconfortarles ante los aciagos acontecimientos que se avecinaban.

Con el alba, un cortante viento, más que lluvia, presagiaba nieve y unos tímidos rayos de sol iluminaron la estancia colándose entre las góticas ojivas del claustro, aún así decidieron proseguir en ayuno y oración durante todo el Viernes donde debía sobrevenir tan grande calamidad.

«Ya en la mañana se acercó D. Iñigo a D. Carlos diciéndole, con gran pesar y congoja, que su bisabuelo, D. Juan II de Castilla en unas sus Cortes de Burgos en 1447, había dado la Ley de “El Perdón del Viernes Santo de la Cruz”, por el cual Perdón se indultaba desde entonces, cada año a un reo, diciéndole que si bien quisiera pudiera exculpar al su sobrino D. Pedro Girón, hijo del Conde de Ureña que se había alzado contra el capitaneando la revuelta comunera, estando desde entonces preso, esperando la ejecución y ya que todos habían de morir en aquel día que aún le llegase el indulto de su imperial gracia.
Mesóse la barba el Emperador y también muy quedo contestóle de los muchos pesares que le habían causado a el y a toda Castilla aquellos nobles levantiscos que contra el se habían soliviantado, confundiendo al pueblo tras de ellos para no perder sus preeminencias, desacreditando el buen nombre de las gentes Castilla, haciendo que el mismo mirase desde entonces con ojos mas desdeñosos al Reino de su madre mientras tenia que ver con mas agrado los apoyos que recibía de los tudescos de la línea de su padre, pero que si Dios Nuestro Señor quería perdonar a Nos y nuestros súbditos de nuestras muchas iniquidades, sin hacerles perecer en aquel desaventurado día, el otrosí haría perdonando a D. Pedro.»
 
«Oyó esto Fray Antonio y ansí le hizo llegar una carta al hijo del Conde de Ureña:  “En este monesterio de Fres del Val he predicado la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y la Pascua al nuestro César, en el cual tiempo el Condestable y yo hemos hablado en vuestro negocio; por lo cual debéis estar muy cierto que el Condestable os hace obras de buen tío y yo de buen amigo…”.
 
Pasóse el Viernes Santo sin los temores esperados y ni una solo gota llovió. El día de la Pascua llegó con un sol confortante y los tañidos de las campanas de todas las Iglesias de Castilla se mezclaron con las albricias de las gentes que corrían a dar gracias a Dios. Aquel mismo día 27, Domingo de la Resurrección firmó D. Carlos una su Real Cédula donde constaba el perdón otorgado al que fuera Capitán General de la Junta de las Comunidades que contra el se había sublevado.

* Cabe recordar que aquél renovado voto del “Perdón del Viernes de la Santa Cruz” se sigue concediendo; a petición de las cofradías, cada año desde aquel 1.447.

CARLOS SALAZAR GUTIERREZ «Salaguti» -Escultor y Pintor-

Nace en Sasamón (Burgos) un 12 de Julio de 1944 CARLOS SALAZAR GUTIERREZ conocido artísticamente como «Salaguti«. Artísta autodidacta tras no lograr el ingreso en la escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, decide aprender de forma individual, dado que siempre había manifestado en su infancia y juventud predisposición y aptitud para distintas disciplinas.

De estilo surrealista y abstracto, en su obra escultórica destacan los siguientes materiales: piedra, mármol, hierro, bronce, madera, así como el hormigón. Su obra es muy diversa y heterogénea, y aunque gran parte de ella se encuentra en colecciones privadas, es su Casa-Museo en el propio pueblo de Sasamón, la obra culmen del artísta.

Otro aspecto de su obra es la construcción civil, ya que ha realizado para diferentes pueblos y ciudades bustos, pequeñas tallas, monumentos conmemorativos, fuentes artísticas, elementos ornamentales de parques públicos.

Su casa museo, perfectamente visitable por el público, es un monumento a la decoración surrealísta y a la ciencia ficción, que es la vocación que decora su interior. En ella la sensación de espacio es perceptible por los sentidos, y puede además disfrutarse de parte de su prolífica obra.

Como no podía ser de otra forma, Carlos Salazar Gutierrez realiza varias obras para su propia localidad, siendo de destacar, y perceptibles muchas de ellas por ser expuestas en el exterior; Los altorrelieves de la vida rural que se ven en el Ayuntamiento; Placas de nombres típicos que adornan muchas de sus calles; La estatua de César Augusto en una de sus plazas asi como los bustos de los benefactores del pueblo, D. Victorino y su esposa o el escudo de la villa. En el interior de la propia iglesia del pueblo  pueden contemplarse: la mesa del altar, el ambón de las lecturas, el Vía Crucis y las caras que adornan el actual coro. 

-Casa Museo de Salaguti.

Carretera de Citores del Páramo 9123 (Sasamón) Teléfono 947370012

Como ir a Sásamón desde la ciudad de Burgos.

DIEGO LAINEZ -Padre del Cid Campeador-

DIEGO LAINEZ  (1023-1058) era miembro de la nobleza menor de Castilla y natural de Vivar (luego del Cid) en Burgos. Aunque no hay certeza histórica es posible que fuera descendiente de Laín Calvo, uno de los dos Jueces de Castilla junto a Nuño Rasura y también descendiente de la estirpe de Diego Porcelos, fundador y repoblador de Burgos.

Casado con Teresa Rodríguez que era hija del conde de Oviedo Rodrigo Álvarez de Amaya, e hija de una hija ilegítima del Rey de León. Con ella engendraría a Rodrigo Díaz de Vivar que más tarde se convertiría en El Cid Campeador.

Fuera del matrimonio, con una campesina tuvo a Fernando Díaz, quien se casaría con una hija de Martín Antolínez, vasallo de El Cid que se enfrentó y venció a Diego González, infante de Carrión.

El padre del Cid, tuvo que luchar contra las tropas del Rey de Navarra que se acercaban casi hasta el Oriente del Valle del Ubierna, a la muerte de Sancho III el mayor. Sin duda el padre del Cid viviría en un asentamiento fronterizo y tenía una numerosa mesnada para sostener la cual tenía que disponer de pastos, agua, molinos con los que poder seguir manteniendo su estatus noble y la preservación de sus bienes.

ALEJANDRO CÉSPEDES RESINES -Sacerdote de la Parroquia del Salvador de Capiscol- -Maestro de Dulzaineros-

ALEJANDRO CÉSPEDES RESINES (Medina de pomar 1933-Burgos 2010). Conocido en la ciudad de Burgos como «Don Alejandro», fue parroco de la iglesia del Salvador en el barrio de Capiscol desde que fuera creada en 1964 hasta el año 2000.

Fue su faceta musical la que le hizo obtener el reconocimiento de sus vecinos e instituciones, dado que Alejandro Céspedes impulsó, sobre todo en el barrio en el que estuvo destinado, la promoción de la enseñanza de la dulzaina asi como la fabricación y construcción de la misma, a través de las técnicas que él enseñó personalmente a centenares de discípulos. Estas actividades desarrolladas en lo que era un barrio períférico y humilde, fueron el germen de la posterior Escuela Municipal de Dulzaina.

En 1989 se le otorgó el título de Buen Vecino de Burgos y en 2002 el de Artesano del Año por el colectivo de artesanos Coarte. También fue premiado en varias ocasiones en el Concurso de Recuperación de la Música Popular Castellana organizado por FAE.

Muy interesado en la cultura popular de toda la provincia Burgalesa y miembro del Orfeón Burgalés, realizó una recopilación de 200 canciones autóctonas, además de volver a recuperar la tradicional  «pingada del mayo» en el barrio de Capiscol. Trabajó además en la recuperación de los campaneros y las campanas de toda la región, y participó en la fundación de la escolanía de la Catedral.

JUAN VICENTE HERRERA -Político- -Presidente de la Junta de Castilla y León-


JUAN VICENTE HERRERA CAMPO (Burgos  23 de enero de 1956).

Es Licenciado en Derecho por la Universidad de Navarra y en su vida civil ejerció como abogado en sus comienzos. Es asociado de los colegios de abogados de Burgos y Madrid.

Fue Secretario General de la Consejería de Economía y Hacienda de la Junta de Castilla y León nombrado el año 1992, hasta el final de la III Legislatura.

Nombrado portavoz del Grupo Parlamentario Popular en las Cortes de Castilla y León desde el año 1995 a febrero de 2001. Fue presidente provincial del Partido Popular en Burgos desde 1993 hasta 2001.

Posteriormente presidente del Partido Popular, esta vez, de Castilla y León desde octubre de 2002, cargo para el que fue reelegido en el IX Congreso Regional.

En 2003, y por mayoría absoluta, ganó las elecciones autonómicas, encabezando la lista de Burgos. En el año 2007, revalidó la mayoría absoluta con los mismos escaños que tuvo en 2003.

Al ser designado Juan José Lucas  ministro de Presidencia bajo la presidencia de José María Aznar, Juan Vicente Herrera fue nombrado presidente de la Junta de Castilla y León en sustitución del primero. Bajo su mandato se asumieron las competencias de sanidad, y se construyó en la ciudad de Burgos el Museo de la Evolución Humana asi como el nuevo Hospital.

Es primo carnal del malogrado cooperante y empresario burgalés Julian campo.

Puedes verle en vídeo durante la entrega de los premios anuales de Castilla y León.

MONASTERIO DE SAN PEDRO DE CARDEÑA

Ubicado a escasos kilómetros de la ciudad de Burgos, el Monasterio de San Pedro de Cardeña está muy vinculado a la vida del Cid. En este monasterio fue acogida la familia de Rodrigo Díaz durante sus destierros. Aquí se encuentran aquí las tumbas sin cuerpos del Cid y Dª Jimena, su esposa.

Poco queda del templo románico primitivo. Aparte de la torre, lo más interesante es el claustro del siglo XII, denominado «Claustro de los Mártires». Las arquerías alternan los colores rojo y blanco, colores que sin duda recuerdan los arcos de la Mezquita de Córdoba. El resto de las dependencias del Monasterio de Cardeña son, en su mayoría, obra del siglo XV.

La iglesia, de tres naves, es obra de Pedro del Burgo y data de estas fechas. Tiene una sillería de estilo gótico-mudéjar. La Sala Capitular, del siglo XIII, alberga el museo. La iglesia Abacial es esbelta, blanca de luz, desnuda…. al estilo cisterciense.  Construida en el siglo XV (1447-1457) con piedra de sillería caliza y grisácea en los paramentos, blanca -de las canteras burgalesas de Hontoria- en columnas y crucerías.  De cuatro recios pilares, cada uno de ellos con dos metros de diámetro, arrancan las nervaduras de los arcos, en cuyas dovelas centrales se suspenden unos escudos de armas policromados, entre los que figuran el del Papa Eugenio IV -Pontífice que gobernaba el orbe católico el año que comenzaron las obras de construcción de la iglesia de Cardeña-, el escudo del Cid, el de Castilla y León, y el de Cardeña.

La iglesia tiene siete capillas; la capilla Mayor, la que hace de cabecera del templo es pura luz, gracias a sus cinco ventanales de tracería gótica; no hay retablo en el ábside, pero debajo de los tres ventanales frontales destacan tres imágenes: la Virgen de la Asunción, patrona de la Orden Cisterciense (centro), San Bernardo (izquierda) y San Benito (derecha).

San Pedro de Cardeña se constituye como uno de los monasterios benedictinos más antiguos de la península, siendo fundado en el año 899.

Como dato interesante se mantiene en su exterior una lapida donde se supone enterrado Babieca, caballo del CID.

La fachada principal contiene el portalón de entrada al monasterio en el que sobresale un original retablo de estilo barroco, en piedra coloreada.  Destaca en el centro una figura ecuestre del Cid «matamoros», de gran tamaño.  Completan la ornamentación el escudo de armas de Cardeña, con las palmas del martirio en los lados y otro de Castilla y León sostenido por leones rampantes.

El Claustro interior también llamado «De los mártires» es el relicario abierto de Cardeña. Bello, silencioso, acogedor tiene un pozo con brocal.  El ala más antigua que se conserva es de estilo románico (siglo XII), con capiteles originales labrados en piedra de arenisca roja, todos ellos decorados con motivos vegetales.

En sus arcadas se alternan dovelas de color blanco y rojo, un efecto que a muchos evoca, de inmediato, la mezquita cordobesa.  En este claustro fue donde, según la tradición, se produjo el martirio de los 200 monjes de Cardeña hacia el año 834.  Muy próxima a uno de sus ángulos todavía sigue manando una fuente de aguas vivas y frescas.

La Sacristía Mayor es de traza gótica cisterciense, del mismo estilo que la iglesia, Desde ella se accede, después de atravesar otra pequeña pieza -una segunda sacristía con precioso lavabo en forma de concha de peregrino, destinado desde 1547 a las abluciones litúrgicas-, al antiguo archivo monacal y a la Sala Capitular (Museo)  Llegar hasta el archivo tiene un atractivo especial: hay que subir una escalera de caracol del siglo XVI, sin eje central, perfectamente labrada; los escalones encajan a la perfección el uno con el otro.  Esta escalera es una primorosa obra de maestro cantero desconocido.

Puedes verlo en vídeo

Visita su web

VALENTÍN NIÑO ARAGÓN -Político- -Alcalde de Burgos-

VALENTÍN NIÑO ARAGÓN: 1935 Castrillo de Don Juan (Palencia)-2003 (Pamplona).

Valentín Niño accede a la política desde su puesto profesional como Director de la planta de Hispanoquímica. Químico de profesión, realiza labores también de dirección y asesoramiento en la planta de Mexico lo cual le obliga a viajar periódicamente al pais centroamericano.

Llega al equipo de gobierno municipal como concejal de instalaciones deportivas a principio de los años 90 siendo alcalde Jose María Peña San Martín, en una coalición entre Solución Independiente y Partido Popular. El Caso de la Construcción de Burgos y su sentencia judicial que inhabilita al entonces alcalde Peña, hace que asuma provisionalmente la alcaldía de la ciudad, ganando eso sí como candidato principal a la alcaldía por el PP, las siguientes elecciones municipales de 1995.

El principal logro de su gestión está en la firma del convenio del desvio ferroviario (concretado efectivamente en 2008), que era un anhelo de la ciudad no conseguido por ninguna administración anterior hasta entonces. También promovíó varías promociones de Vivienda de Protección Oficial.

Hombre de carácter muy afable, sufrió en sus últimos años como alcalde una inmerecida campaña de desprestigio personal que  minó su ánimo, dejando la política activa.

Puedes ver la calle que en Burgos lleva su nombre.